Tratamientos faciales

Los neuromoduladores son sustancias utilizadas en medicina estética para relajar temporalmente los músculos faciales responsables de las arrugas dinámicas, es decir, aquellas que aparecen al gesticular.

Los neuromoduladores se utilizan principalmente para:

  • Suavizar arrugas de expresión: frente, entrecejo, patas de gallo.
  • Prevenir la aparición de nuevas arrugas.
  • Levantar ligeramente las cejas o dar un aspecto más descansado.
  • Tratar la sonrisa gingival.
  • Reducir la tensión en el cuello.
  • Tratamientos de bruxismo o hipertrofia maseterina.
  • Controlar la sudoración excesiva (hiperhidrosis) en axilas, manos o pies.

El efecto de los neuromoduladores es temporal. Suele comenzar a notarse entre los 3 y 5 días después del tratamiento, alcanzando su efecto máximo a los 10-14 días. La duración varía según la persona, la zona tratada y la dosis, pero en promedio dura entre 4 y 6 meses. Con el tiempo, el músculo recupera su movilidad completamente.

El ácido hialurónico es una sustancia presente de forma natural en nuestro organismo, especialmente en la piel, las articulaciones y los tejidos conectivos. Su principal función es retener agua, lo que contribuye a mantener la piel hidratada, elástica y con volumen.

Con el paso del tiempo, la cantidad de ácido hialurónico en la piel disminuye, lo que contribuye al envejecimiento cutáneo: pérdida de firmeza, aparición de arrugas y pérdida de volumen facial. En medicina estética, el ácido hialurónico se utiliza en forma de gel biocompatible y reabsorbible, que se inyecta en distintas capas de la piel o en estructuras más profundas según el objetivo del tratamiento.

Al inyectarse, actúa:

  • Rellenando arrugas o surcos.
  • Aportando volumen en zonas como pómulos, labios o mentón.
  • Mejorando la hidratación de la piel desde el interior.
  • Redefiniendo contornos faciales, como la línea mandibular.
  • Corrigiendo ojeras y otras depresiones faciales.

Además, estimula la producción de colágeno y mejora la calidad de la piel con el tiempo.

La duración del ácido hialurónico depende del tipo de producto, la zona tratada, la técnica utilizada y las características individuales del paciente. En general:

Los efectos duran entre 8 y 18 meses. En zonas con mucho movimiento (como labios), puede durar algo menos. En zonas estructurales (pómulos, mentón), la duración suele ser más prolongada.

Como es un material reabsorbible, el cuerpo lo metaboliza de forma natural con el tiempo. Por eso, se pueden realizar retoques o mantenimiento según las necesidades del paciente.

Los inductores de colágeno son sustancias inyectables diseñadas para estimular la producción natural de colágeno en la piel. A diferencia de los rellenos dérmicos que aportan volumen inmediato, los inductores actúan de forma progresiva, mejorando la firmeza, elasticidad y densidad de la piel desde el interior. Son ideales para tratar la flacidez y mejorar la calidad cutánea de forma duradera y natural.

Su mecanismo de acción se basa en provocar una respuesta regenerativa en la piel. Al ser inyectados en las capas profundas de la dermis, estos productos estimulan a las células responsables de la producción de colágeno para que generen nuevas fibras que reestructuran la matriz dérmica.

Los inductores de colágeno se aplican en diversas zonas del rostro y el cuerpo, como:

  • Mejillas, pómulos y línea mandibular (para redefinir y tensar).
  • Cuello y escote (para mejorar firmeza y textura).
  • Brazos, abdomen, cara interna de los muslos o glúteos (para tratar flacidez corporal).
  • Manos (para mejorar la calidad cutánea).

También son una excelente opción como tratamiento preventivo del envejecimiento, ya que retrasan la pérdida de firmeza cutánea.

El efecto es progresivo, comenzando a notarse a partir de las 4 a 6 semanas posteriores a la aplicación, y mejorando durante varios meses a medida que se forma nuevo colágeno. La duración total de los resultados varía según el tipo de inductor, pero suele ser de 12 a 24 meses. En general, se recomienda realizar una o varias sesiones iniciales, seguidas de sesiones de mantenimiento anuales.

Los peelings químicos son tratamientos médico-estéticos que consisten en la aplicación controlada de sustancias químicas sobre la piel para exfoliar las capas superficiales o medias, estimulando así su regeneración natural. Este procedimiento permite renovar la piel, mejorar su textura, luminosidad y tratar diversas alteraciones cutáneas de forma segura y eficaz.

El mecanismo de acción del peeling se basa en provocar una exfoliación controlada de la piel mediante agentes químicos como ácido glicólico, salicílico, mandélico, láctico, tricloroacético (TCA), retinoico, entre otros. Esto genera una descamación que estimula la renovación celular, la síntesis de colágeno y elastina, y mejora la oxigenación de los tejidos.

Según la profundidad de acción, los peelings se clasifican en:

  • Superficiales: actúan sobre la capa más externa (epidermis). Indicados para piel apagada, acné leve, poros abiertos o primeras líneas de expresión.
  • Medios: alcanzan la dermis papilar. Se usan para manchas, arrugas finas, cicatrices de acné o fotoenvejecimiento moderado.
  • Profundos: llegan a capas más profundas. Indicados solo en casos seleccionados y con supervisión médica estricta.

Los peelings químicos se utilizan para tratar una gran variedad de alteraciones cutáneas tanto en el rostro como en el cuerpo, incluyendo:

  • Rejuvenecimiento facial: mejora del tono, textura y luminosidad.
  • Tratamiento del acné activo y secuelas como cicatrices o marcas.
  • Reducción de poros dilatados y mejora del relieve cutáneo.
  • Manchas pigmentarias: melasma, lentigos solares, hiperpigmentaciones.
  • Arrugas finas y signos de fotoenvejecimiento.
  • Estrías y textura irregular en zonas corporales.

El resultado depende del tipo de peeling, la profundidad del tratamiento y el estado inicial de la piel. Los cambios comienzan a notarse tras los primeros días de regeneración. Para lograr y mantener los mejores resultados, se recomienda un protocolo personalizado adaptado a cada tipo de piel y necesidad, complementado con una adecuada rutina de cuidado en casa y protección solar estricta.

La mesoterapia es una técnica médica mínimamente invasiva que consiste en la aplicación de microinyecciones superficiales de distintas sustancias activas directamente en la piel o en el tejido subcutáneo, con el objetivo de hidratar, nutrir, regenerar o tratar zonas específicas.

Su mecanismo de acción se basa en dos factores:

  1. Acción farmacológica de los principios activos: se inyectan pequeñas cantidades de sustancias como vitaminas, minerales, aminoácidos, ácido hialurónico no reticulado, antioxidantes o lipolíticos, dependiendo del objetivo del tratamiento.
  2. Estimulación mecánica: las microinyecciones por sí solas estimulan la microcirculación, el metabolismo celular y la producción de colágeno, mejorando la calidad de la piel.

Al actuar directamente sobre la zona a tratar, se consigue una alta eficacia con dosis mínimas y menor riesgo de efectos secundarios.

La mesoterapia tiene múltiples aplicaciones, tanto a nivel facial como corporal:

Facial:

  • Hidratación profunda y revitalización de la piel.
  • Mejora del tono, la luminosidad y la textura cutánea.
  • Tratamiento de arrugas finas y signos de fatiga.
  • Tratamiento de ojeras o piel apagada.

Corporal:

  • Reducción de celulitis y mejora del aspecto de la piel.
  • Disminución de grasa localizada (mesoterapia lipolítica).
  • Mejora de la flacidez cutánea.

Capilar:

  • Estimula la circulación y fortalece el folículo piloso.
  • Ayuda a frenar la caída del cabello y favorece el crecimiento.

El efecto de la mesoterapia es progresivo. Generalmente se recomienda realizar un protocolo de varias sesiones iniciales (por ejemplo, 3 a 5 sesiones con intervalos semanales o quincenales), seguido de mantenimiento mensual o estacional, según el caso.

La duración de los resultados varía según el tipo de sustancia utilizada y las características del paciente, pero suele mantenerse durante 2 a 4 meses después del tratamiento inicial. El mantenimiento regular ayuda a prolongar y potenciar los resultados.

El plasma rico en factores de crecimiento (PRFC) es un tratamiento de bioestimulación celular que se obtiene a partir de la propia sangre del paciente. Su finalidad es regenerar, revitalizar y mejorar la calidad de la piel mediante la acción de los factores de crecimiento contenidos en las plaquetas. Este procedimiento es completamente biológico y autólogo, es decir, utiliza únicamente componentes del propio paciente, lo que minimiza el riesgo de reacciones adversas o alergias.

El plasma rico en factores de crecimiento se utiliza principalmente para:

  • Rejuvenecimiento facial, cuello, escote y manos.
  • Mejorar la calidad de la piel en zonas con flacidez o poros dilatados.
  • Reducir arrugas finas y mejorar el tono y luminosidad cutánea.
  • Tratar ojeras oscuras o hundidas.
  • Bioestimulación capilar: ayuda a fortalecer el folículo piloso y frenar la caída del cabello.
  • Favorecer la recuperación de la piel tras procedimientos como láser, peelings o microneedling.

El efecto del PRFC es progresivo y acumulativo. Los primeros resultados pueden comenzar a notarse alrededor de las 3-4 semanas después del tratamiento, con una mejora sostenida en los 3 a 6 meses siguientes. Para obtener resultados óptimos, se recomiendan entre 2 y 3 sesiones anuales como tratamiento de mantenimiento.

Al ser un tratamiento regenerativo, sus efectos no son inmediatos como los de un relleno, pero sí naturales y duraderos, ya que mejora la calidad biológica de la piel a largo plazo.

Los hilos tensores son una técnica de medicina estética mínimamente invasiva que permite redefinir el óvalo facial, elevar tejidos y estimular la producción de colágeno, logrando un efecto de lifting sin necesidad de cirugía. Están indicados para pacientes que presentan flacidez leve a moderada y desean mejorar el aspecto del rostro de forma natural y progresiva.

Estan compuestos de materiales biocompatibles y reabsorbibles. Estos materiales se reabsorben de manera segura con el paso del tiempo, al tiempo que estimulan la producción de colágeno en la piel.

Los hilos tensores se utilizan principalmente para:

  • Reafirmar el óvalo facial y redefinir el contorno mandibular.
  • Elevar mejillas caídas o “efecto lifting”.
  • Corregir la flacidez en cuello y papada.
  • Elevar la cola de las cejas o mejorar el aspecto de los párpados.
  • Mejorar la firmeza en brazos, abdomen o muslos en casos leves.

El efecto inmediato del tensado es visible desde el primer momento, pero mejora progresivamente en los siguientes 2 a 3 meses gracias a la estimulación del colágeno. La duración total del resultado depende del tipo de hilo, la zona tratada y las características del paciente, pero suele mantenerse entre 12 y 18 meses.

La radiofrecuencia médica INDIBA es una tecnología no invasiva que utiliza una corriente de alta frecuencia para estimular los tejidos desde el interior, promoviendo la regeneración celular, la producción de colágeno y la mejora de la circulación. Se trata de un tratamiento con efectos reafirmantes, antiinflamatorios y rejuvenecedores, sin necesidad de cirugía ni tiempo de recuperación.

INDIBA se diferencia de otras radiofrecuencias por su tecnología CAP/RES (capacitiva y resistiva) y su capacidad de trabajar con precisión y seguridad en cualquier parte del cuerpo o rostro.

El resultado es una piel más tersa, luminosa y rejuvenecida, además de una mejora en la calidad del tejido tratado.

La radiofrecuencia médica INDIBA se emplea en una gran variedad de tratamientos estéticos tanto faciales como corporales:

Facial:

  • Reafirmación de la piel.
  • Reducción de arrugas y líneas de expresión.
  • Mejora del óvalo facial y papada.
  • Tratamientos antiaging y prevención del envejecimiento.

Capilar:

  • Mejora el aporte de oxígeno y nutrientes al folículo piloso.
  • Favorece la eliminación de toxinas.
  • Promueve la regeneración celular y la actividad del folículo piloso.
  • Disminuye procesos inflamatorios del cuero cabelludo como dermatitis seborreica o descamación.
  • Favorece el engrosamiento del cabello fino.
  • Ayuda a reducir la caída capilar estacional o por estrés.

Corporal:

  • Reafirmación de zonas como abdomen, brazos, muslos o glúteos.
  • Tratamiento de la flacidez, incluso tras pérdida de peso o embarazo.
  • Mejora de la celulitis y la textura de la piel.
  • Drenaje linfático y reducción de la retención de líquidos.
  • Recuperación postquirúrgica y postparto.

Generalmente se recomiendan un mínimo de 10 sesiones, una por semana, dependiendo del área y objetivo del tratamiento.

Los efectos son progresivos y visibles desde las primeras sesiones. Tras un ciclo completo, los resultados pueden mantenerse durante varios meses, especialmente si se combinan con hábitos saludables y sesiones de mantenimiento.

En tratamientos preventivos o de mantenimiento, pueden hacerse sesiones mensuales o según recomendación médica.